Moisés S. Palmero Aranda
Educador ambiental
Algunos dirán que es cosa del destino o los caprichos de la Luna, pero la culpa de que hayan
coincidido el carnaval y el 8M, el Día Internacional de la Mujer, la tiene el Rey Momo, que se
está descojonando y mandándonos el mensaje de que no nos tomemos la vida tan en serio,
porque está llena de sorpresas y lo que hoy es blanco, mañana es negro.
Momo es el dios expulsado del Olimpo por ironizar, satirizar, criticar y burlarse del resto de los
dioses y, una vez entre los mortales, se convirtió en el símbolo de las saturnales romanas, siete
días de desenfreno en honor a Saturno, dios de las cosechas y luego del Carnaval. A él se
consagran estas fiestas donde, a través de los disfraces, las chirigotas y los bailes, se puede
decir lo que a uno le plazca, y si te picas, ajos comes.
Este año la polémica en Almería surge de la coincidencia de la cabalgata de carnaval y la Noche
en color con la manifestación para reivindicar los derechos de las mujeres. La marea morada
ha criticado esta contraprogramación intencionada por parte del equipo de gobierno del
ayuntamiento, porque dicen que el jolgorio, la algarabía y la sátira carnavalesca diluirán su
protesta.
La alcaldesa y los carnavaleros le echan la culpa a la luna, que marca la Pascua cristiana y esta
el inicio de los carnavales. Lo curioso es que en ninguna otra ciudad sucede, no sé si por las
tradiciones locales a la hora de programar la cabalgata o porque el equipo de gobierno ha
tenido esa sensibilidad que aquí ha faltado. Por la experiencia de la derecha en los últimos
años con el 8M, yo me quedo con la segunda opción.
La derecha es insensible ante los derechos del pueblo, de la ciudadanía y gobierna para el
capital y sus amigos. Las minorías, los desfavorecidos, ya sean por cuestiones de raza, sexo,
género o lugar de nacimiento, no les interesan, no llenan sus bolsillos, no dan votos y sí
muchos quebraderos de cabeza al pedir igualdad para todos.
Es por eso que este año, para desprestigiar al movimiento feminista, pondrán su poder
mediático a funcionar y utilizarán las acusaciones por abusos sexuales a Errejón y Monedero.
Porque para ellos Podemos se ha apropiado de la marea morada, y por terminar de borrarlos
del mapa, por el daño que le hizo en su momento, y atacar a Sánchez por meterlos en el
Gobierno, se olvidarán de las injusticias, abusos y desigualdades que las mujeres siguen
sufriendo, por ejemplo, en cuestiones laborales.
No voy a negar que Podemos se ha convertido en una chirigota, y que estas denuncias sobre
dos de sus fundadores, con gran peso en las decisiones que marcaron el camino a seguir, son la
puntilla definitiva a una gran oportunidad perdida, a la gran decepción que ha supuesto para
muchos, entre los que me incluyo, el devenir de esa formación política. La borrachera de
poder, los egos, la soberbia, la prepotencia de sus líderes y el silencio cómplice, interesado e
hipócrita de los periodistas afines y, lo que es peor, de las groupies que les rodeaban y ahora
dirigen el partido como marionetas de un titiritero en la sombra, han convertido las ideas, las
esperanzas, las posibilidades de cambiar el transcurso de la historia en un nuevo fracaso, o
mejor dicho, en una nueva victoria de aquellos a los que venían a sacar del poder.
El sistema con sus cloacas, sus tentaciones y sus trampas, sabiendo que la razón, que exige
fidelidad, compromiso y corazón, es frágil y débil y se deja sobornar por los instintos más
primarios, animales, los ha contaminado, domesticado, fagocitado y escupido, y nos ha dejado
la sensación de que no hay nada que hacer, que ellos, con el bipartidismo como herramienta
poderosa, siempre ganan.
Soy de la opinión de que la Justicia no castigará a ninguno de los dos. No porque los crea
inocentes, sino porque será difícil de demostrar. Me alegro de que estos comportamientos
salgan a la luz y se vayan quitando de en medio a los que en público dicen una cosa y en
privado hacen la contraria. Pero me cabrea que solo se haga por cuestiones partidistas, para
dividirnos, no por defender los derechos de las mujeres agredidas.
No entremos en los juegos de la confrontación. Al fin y al cabo, una, desde la ironía y el
sarcasmo y otra, desde las ideas políticas, reivindican lo mismo: una sociedad más justa, libre e
igualitaria. Propongo que este año el Rey en la cabalgata se disfrace de Reina Violeta, y que las
chirigotas contagien con sus letras y disfraces los eslóganes de la marea morada. Dirijamos
juntos nuestros gritos a los que pretenden enfrentarnos y disfrutemos de las dos actividades.